viernes, 17 de junio de 2011

Locos de amor de Sam Sheppard

Lógicamente este texto no es mío: ojalá... es uno de los mejores textos realistas universales junto al Tranvía llamado Deseo. Los/las alumnos/as de la escuela Espazo Aberto bebimos de él. Solamente es la primera escena pero es pura pasión. La historia es fuerte, desgarradora y visceral. Son dos medios hermanos: May & Eddie. Es mi escena favorita. No hay acotaciones porque acotan-nunca mejor dicho- el trabajo actoral. Espero que os enganche tanto o más que a mi.


Eddie: ¿Quieres que me vaya?

May: ¡No!

Eddie : ¿Entonces qué quieres?

May: Hueles.

Eddie: Huelo.

May: Hueles.

Eddie: Llevo varios días conduciendo

May: Te huelen los dedos.

Eddie: A caballo.

May: A coño.

Eddie: Vamos, May.

May:Huelen como a metal.

Eddie: No empecemos con esas idioteces.

May:A coño de rica. Muy limpio.

Eddie: Sí, claro.

May: Sabes que es verdad.

Eddie: He venido a ver si estabas bien.

May: ¡No te necesito!

Eddie: Muy bien. Estupendo.

May: ¡No te vayas!

Eddie: Me marcho.

May:¡¡¡No te vayas!!!

Eddie: ¿Que pasa? ¿Eh? ¿Qué tengo que hacer?

May: Ya lo sabes.

Eddie: ¿Qué?

May: Vas a quitarme de en medio.

Eddie: ¿De qué estás hablando?

May: Vas a quitarme de en medio, o vas a hacer que

alguien lo haga.

Eddie: ¿Y por qué iba a querer hacer eso? ¿Estás de coña?

May: Porque soy un estorbo para ti.

Eddie: No seas estúpida.

May: Soy más lista que tú, y tú lo sabes. Puedo oler tus pensamientos incluso antes de que tú los pienses.

Eddie: May, estoy tratando de cuidarte, ¿entendido?

May: Qué va. Te sientes culpable, únicamente. Cobarde y culpable.

Eddie: Fantástico...

May :Voy a matarla, ¿sabes?

Eddie: ¿A quien?

May: A quién...

Eddie: No me hables así.

May: Pienso hacerlo. La mataré a ella y luego te mataré a ti. Sistemáticamente. Con cuchillos muy afilados. Con dos cuchillos distintos. Uno para ella y el otro para ti. Para que la sangre no se mezcle. Aunque a ella voy a torturarla antes. A ti no. A ti te mataré de repente. En mitad de un beso, probablemente. Justo cuando creas que ya todo ha pasado. Justo en el momento en que pienses que has conseguido engatusarme. Entonces morirás.

Eddie: ¿Sabes cuántas millas me he apartado de mi camino sólo por venir aquí a verte? ¿Tienes idea?

May: Nadie te ha pedido que vengas.

Eddie: Dos mil cuatrocientas ochenta.

May: ¿Ah, sí? ¿Y dónde estabas, en Katmandú o algo así?

Eddie: Dos mil cuatrocientas ochenta millas.

May: ¿Y qué?

Eddie: Te echaba de menos. De verdad. Te he echado de menos más que a nadie en toda mi vida. No paraba

de pensar en ti todo el rato, mientras conducía. Podía

verte constantemente. A veces, sólo una parte de ti.

May: ¿Qué parte?

Eddie: El cuello.

May: ¿El cuello?

Eddie: Sí.

May: ¿Echabas de menos mi cuello?

Eddie: Te echaba de menos entera pero, por algún motivo, tu :cuello me volvía una y otra vez. Y por culpa de tu: cuello no paré de llorar.

May: ¿Llorabas?

Eddie: Sí. Lloraba. Como un niño. No lo podía controlar. Empezaba a llorar de repente, y luego me paraba... y después, otra vez, volvía a empezar. Durante millas y más millas. No podía parar de llorar. Me adelantaban algunos coches, y la gente me miraba. Tenía la cara desfigurada. No lo podía controlar.

May: ¿Eso fue antes o después de tu juerguecita con la

Condesa?

Eddie: ¡No ha habido ninguna juerga con ninguna Condesa!

May: Eres un mentiroso.

Eddie: La invité una vez a cenar, ¿vale?

May: ¡Ja!

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